EPB / CIRCULAR TÉCNICA N° 1
Las bibliotecas escolares en el marco de la política educativa
La biblioteca escolar es un centro de aprendizajes donde docentes, alumnos y miembros
de toda la comunidad buscan satisfacer necesidades de información y de encuentro con la
literatura. Una herramienta fundamental de toda institución educativa.
El bibliotecario, además de su trabajo específico en la biblioteca, tiene a su cargo un
trabajo institucional como mediador de lectura, como puente entre los libros de la biblioteca y
los docentes, entre los libros y los niños; como colaborador en proyectos áulicos, acompañando
a docentes que solicitan su asistencia; y como partícipe activo en el desarrollo de las grandes
líneas de acción de la Dirección de Educación Primaria Básica.
1
En el escenario de la propuesta de revisión de las prácticas docentes se han elaborado
algunas consideraciones acerca de las intervenciones del bibliotecario escolar. Estas
consideraciones tienen en cuenta las conclusiones a las que arribaron los bibliotecarios en los
diferentes encuentros regionales y distritales durante 2004. En ese sentido, con esta primera
circular, pensada para ser trabajada y discutida en el marco de cada institución, se propone
continuar en 2005 un proceso de reflexión sobre la tarea del bibliotecario escolar. La Dirección
de EPB considera prioritarios los siguientes propósitos.
Revitalizar y optimizar el funcionamiento de la biblioteca escolar como centro
indispensable para el desarrollo curricular y la animación cultural que proyecta su
beneficio a alumnos, docentes y miembros de la comunidad en general
Jerarquizar el rol del bibliotecario escolar.
Establecer lineamientos técnico-pedagógicos en relación con el rol del bibliotecario escolar.
1
La DGCyE está trabajando para resolver paulatinamente los casos de escuelas que no cuentan con un
bibliotecario en su planta funcional. También está analizando aquellos casos de gran demanda institucional y gran
cantidad de usuarios, en los que un solo bibliotecario no puede atender todas y cada una de las necesidades que se
plantean cotidianamente.
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Para lograr estos propósitos, ha promovido, mediante diferentes programas, la
conformación en las escuelas de equipos interdisciplinarios integrados por todos los docentes
involucrados en el proceso de alfabetización a lo largo de toda la escolaridad: personal
directivo, docentes, maestros bibliotecarios, maestros recuperadores, maestros de áreas
especiales.
Proyectos prioritarios de la Dirección de EPB
Alfabetización en 1er año
La tarea de alfabetización se orienta hacia la formación de usuarios autónomos de la
lengua. Desde la concepción que sustenta este proyecto se sostiene que a leer y a escribir se
aprende leyendo y escribiendo diversidad de textos, con diversidad de propósitos, en el marco
de variadas propuestas en las que leer y escribir persigan propósitos semejantes a los que
promueven las situaciones de lectura y escritura en la vida social.
Se aborda la alfabetización como “un proceso de construcción de la lengua en el marco
de las prácticas sociales que le dan sentido. Es decir, que [...] se debe interpretar que cuando
hablamos de prácticas sociales nos referimos a hablar, escuchar, leer y escribir a partir de
situaciones que tengan en cuenta propósitos legítimos que hagan necesarias esas prácticas
sociales, entendiendo como propósito legítimo aquel que considera para qué se lee, escribe,
escucha o habla”.2
Enseñar a estudiar
Estudiar en la escuela significa apropiarse de conocimientos con la suficiente autonomía como
para resignificarlos desde lo particular y disponer de dichos conocimientos cuando sean
necesarios. Al hablar de enseñar a estudiar nos referimos a:
Prácticas escolares que respeten las intenciones y sentidos que tienen como prácticas
sociales.
Trabajo áulico que se articule con otros ámbitos donde el conocimiento y los hábitos que
conducen a su adquisición tienen sentido en sí mismos como finalidad misma de las
prácticas de enseñanza y aprendizaje.
2
Dirección de Educación Inicial, Orientaciones didácticas para el Nivel Inicial. 1era parte. Documentos de la
Revista de Educación. Serie desarrollo curricular nº 1. Capítulo “Enseñar la lengua oral y escrita en el nivel
inicial”. La Plata, DGCyE, 2003.
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La interpretación, producción y expresión de diversos discursos (textos de todo tipo,
imágenes, cuadros, gráficos, etc.) como contenidos a ser enseñados
El estudio pensado en términos de resolución de problemas.3
Sugerencias para el accionar desde la biblioteca
Señalamos a continuación algunos aportes que se pueden brindar desde la biblioteca
escolar, que si bien se contextualizan en los dos proyectos prioritarios y comienzan en primer
año, son válidos para todos los años y para cualquier proyecto. El accionar del bibliotecario se
llevará adelante teniendo en cuenta la planificación del docente y la que, de manera conjunta,
puedan producir.
Propiciar el contacto con diversidad de textos, esto es, contribuir a que los lectores, de
acuerdo con el acervo de la biblioteca, utilicen distintos tipos de texto según sus
necesidades e intereses: manuales, enciclopedias, novelas, poemas, revistas de divulgación,
historietas, etcétera.
En el caso de textos que no constituyen obras bibliográficas (cartas familiares, invitaciones,
volantes, afiches, catálogos, folletos, instrucciones de uso, etc), es recomendable
organizarlos en cajas o carpetas que contengan diversidad de modelos del mismo tipo de
texto, para que cada docente pueda disponer de ellos cuando sea necesario. De esta manera,
cuando se planteen propuestas didácticas en las que los alumnos deban producir textos, por
ejemplo, escribir una invitación para la asistencia de la familia a un acto escolar, se contará
con diferentes formatos de invitaciones que ayudarán a reconocer el tipo de texto y a
identificar sus características. Esto permitirá a los alumnos definir las características que
tendrá su producción y propiciará acuerdos acerca de la adecuación al propósito y al
destinatario elegido y considerar qué datos deben estar presentes para que el receptor cuente
con la información necesaria (día, hora, lugar, motivo de la invitación, entre otros).
En cambio, si el texto forma parte de una obra, es recomendable presentarlo dentro de ella
(libro, revista, etc.), pues, de este modo, los niños contarán con información para hallarlo de
manera autónoma en situaciones futuras (por ejemplo, sabrán que pueden recurrir a un libro
de cocina para hallar recetas; que los poemas habitualmente se reúnen en libros de poesía;
3
Tomado de Dirección de Educación General Básica, Documento base Nº 2/2004 Las prácticas docentes. La Plata,
DGCyE, 2004. pp. 16-17.
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que se puede encontrar información sobre el ADN en una enciclopedia, en un libro de texto
y en una revista de divulgación, etcétera).
Promover la participación de otros lectores, distintos del que habitualmente representa el
docente para su grupo de alumnos, ya que cuanto más variados sean los vínculos de los
alumnos con mediadores que tienen diferentes experiencias, acercamientos y saberes sobre
los libros, tendrán mayores posibilidades de formarse como lectores autónomos.
Ayudar en el abordaje de “textos complejos”, a partir del trabajo en el aula junto al
docente o mediante la formación de “lectores más entrenados” que puedan colaborar con el
docente. en la biblioteca puede formarse, con alumnos de años superiores, un grupo de
“lectores más entrenados” para participar de actividades en las que se desarrollarán
diferentes estrategias de lectura de textos no ficcionales.
Hacer de la biblioteca un ambiente que invite a leer, disponer el ambiente físico de modo
tal que resulte cálido, agradable, abierto y atractivo para quienes se acercan a él.
Enseñar el uso de la biblioteca institucional, por ejemplo, organizar visitas en las que se
explique a los niños el mecanismo del préstamo, la variedad de fuentes, la disposición
topográfica de los materiales, los horarios de funcionamiento, etcétera.
Un párrafo aparte merece la señalética en las bibliotecas: el reglamento de préstamos, los
horarios, las pautas de comportamiento y de uso adecuado de los libros, los estantes con la
clasificación o el tema de los textos que contienen, etc. deben ser claramente expuestos, de
modo que todos los usuarios puedan “acceder” a ellos. Estos son saberes necesarios para
que nuestros alumnos puedan desempeñarse como usuarios en cualquier tipo de biblioteca.
Asesorar para la adecuada formación de la biblioteca de aula. Formar una biblioteca de
aula no es reunir arbitrariamente diversos materiales, sino organizarlos por temas,
prepararlos para la circulación, elaborar el registro de préstamos, etc., trabajo que debe
llevarse adelante a partir de propuestas áulicas específicas.
Formar un fichero de “recursos de la comunidad” con los datos para comunicarse con
personas o instituciones que aporten al desarrollo de los proyectos institucionales y áulicos:
padres, madres, abuelos narradores, pobladores más antiguos de la zona, trabajadores
especializados en diferentes actividades, organizaciones no gubernamentales que funcionen
en el barrio y que resulten de interés como fuentes de información primaria (por ejemplo,
clubes, sociedades de fomento, centros de salud, diversos organismos privados y estatales).
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Seleccionar el material adecuado para cada proyecto, lo que implica no solamente
conocer los diferentes proyectos que se llevan adelante en la escuela, sino también tener un
conocimiento preciso acerca del material bibliográfico con que cuenta la biblioteca a fin de
relevar el que pudiera aportarse en cada instancia.
Orientar las búsquedas bibliográficas abordando actividades propias de la formación de
usuarios: buscar, seleccionar, clasificar, evaluar y utilizar la información encontrada.
En este contexto se considera al bibliotecario escolar como un profesional que debe
actualizarse permanentemente en temas de didáctica, pedagogía y literatura infantil y juvenil, y
que debe estar al tanto de los diseños curriculares, los documentos elaborados por los distintos
niveles de la DGCyE, etcétera. En este sentido, el CIE distrital será el lugar de referencia, con
el que se establecerá un canal constante de comunicación. Por otra parte, se recomienda
consultar el portal www.abc.gov.ar, reunir catálogos editoriales, asistir a ferias del libro, visitar
librerías y realizar intercambios en las reuniones de bibliotecarios.
En relación con el punto anterior, las reuniones de trabajo planificadas son un espacio a
recuperar y a fortalecer como un lugar necesario para el intercambio de experiencias y la
actualización de los profesionales bibliotecarios, es decir como un espacio de capacitación.
Para ello se irán extendiendo a todos los distritos de la provincia las reuniones de los NuBEs
(Nucleamientos de Bibliotecas Escolares) que se han venido realizando en algunos de ellos
gracias al accionar de supervisores, directivos y bibliotecarios con una clara visión acerca de la
importancia de las bibliotecas escolares.
Bibliotecas escolares atendidas por profesionales idóneos ayudarán a paliar algunas de
las desventajas iniciales de nuestros alumnos y aportarán a la función democratizadora de la
escuela. El rol que en ello cumple el bibliotecario como promotor de lectura es fundamental, ya
que leer es una forma de apropiarse del mundo, de ser independiente, de autoconstruirse como
sujeto autónomo.
La biblioteca en el ámbito institucional
Es importante que el equipo directivo y los demás docentes de una institución conozcan
el rol del bibliotecario escolar, pero resulta fundamental comprender que el rol también se
difunde, defiende y define a partir de su cumplimiento profesional. Si los bibliotecarios
“permanecen” en bibliotecas cerradas que no invitan al usuario y no se integran a la institución
de manera participativa y solidaria, desaprovechan una gran oportunidad para difundir su
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verdadero rol y privan a los alumnos de una herramienta fundamental de aprendizaje y
crecimiento personal.
Las bibliotecas son un valioso centro de divulgación al que se puede acceder para
realizar consultas de diversa índole en pos de diferentes intereses lectores. El bibliotecario es un
mediador entre libros y lectores, un puente que posibilita que las demandas del lector sean
satisfechas, un profesional especialmente formado para orientar la búsqueda del lector y
provocar el encuentro entre este y los textos. Es “el miembro del personal que, con la debida
formación profesional, se hace cargo de la planeación y administración de la biblioteca escolar
[...] en colaboración con todos los miembros de la comunidad escolar [...]. Se ha demostrado
que cuando los bibliotecarios colaboran con los maestros, los alumnos mejoran su nivel de
conocimiento y manejo de la lengua escrita, sus capacidades de lectura, de aprendizaje y de
resolución de problemas”.4
Desde estas consideraciones, algunos interrogantes buscan respuesta.
a. ¿Cómo contagiar el amor por la lectura si no se lee, no se conoce de autores ni de
libros?
El bibliotecario es uno de los responsables de estimular el hábito lector en los alumnos. Otro
gran responsable en esta tarea es el maestro. Dado que el gusto y el interés por leer se
promueven desde el propio gusto e interés, es muy importante que el equipo docente se
fortalezca como grupo lector. De esta manera, tendrán las mejores condiciones para formar
una comunidad de lectores en su escuela, siendo partícipes activos de esa comunidad.
“La primera y más fundamental técnica de Animación a la Lectura es que el propio maestro
lea, que sea un apasionado lector, no necesariamente de literatura infantil (eso vendrá
después) sino de sus propios libros de adulto, aquellas novelas, ensayos o volúmenes de
poesía que le interesan, le divierten y le conmueven. Solo así podrá proponerse transmitir la
afición por leer, su propia pasión. Difícilmente podrá contagiar el virus de la lectura quien
no lo padece”.5
b. ¿Cómo enseñar a ubicar información en un espacio que carece de ordenamiento?
Es imprescindible que en la planificación de las actividades del bibliotecario se asignen
tiempos adecuados y acciones de procesamiento técnico de los materiales de la biblioteca.
4
Unesco, Manifiesto de la Unesco para las Bibliotecas Escolares. Unesco, 1999, p. 1. Adhesión de la DGCyE
mediante la Resolución Nº 1.403 del 7/5/02.
5
Cerrillo, Pedro y García Padrino, Jaime, Hábitos lectores y animación a la lectura. Cuenca, Ediciones de la
Universidad de Castilla-La Mancha, 1996, en Bialet, Graciela. Lectura e infancia en contextos de pobreza. 7º Foro
de Fomento del libro y la lectura. Resistencia-Chaco, 2002, p. 5.
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Los procesos técnicos no son un tema menor ni deben ser descartados por “actividades más
urgentes”, ya que la información desordenada y sin procesar no es “ubicable” y, por lo
tanto, no sirve.
En diversos distritos bonaerenses se está avanzando progresivamente en la capacitación
acerca del programa informático “Aguapey”, sistema de gestión para la informatización de
las bibliotecas.6
Para la adecuada utilización del mismo es necesario contar con una
“biblioteca procesada” según normas bibliotecológicas.
c. ¿Tiene sentido que el bibliotecario sea quien enseñe técnicas de estudio “sueltas”?
El bibliotecario puede brindar su valioso aporte sobre el conocimiento de las diversas
fuentes de información en el marco de un proyecto áulico que dé sentido a la necesidad de
conocer, analizar, seleccionar y valorar diversas fuentes, y utilizar diversas estrategias, por
ejemplo, el subrayado, la reducción o ampliación de un texto, la confección de mapas
conceptuales, etcétera. Pero “las técnicas y metodologías de estudio solo adquieren
significado en el marco de cada área de conocimiento y desde unos contenidos concretos en
razón de los cuales seleccionamos formas de estudio apropiadas, en situaciones didácticas
particulares, con sujetos de aprendizajes particulares [...]. Cuando, en cambio, centramos la
enseñanza del estudio en las técnicas, el conocimiento del área suele aparecer como un
pretexto, en un lugar secundario. Así, corremos riesgos tales como, por ejemplo, que la
resolución de problemas solo implique Matemática o que la construcción de un texto solo
incumba a Lengua”.7
A continuación se proponen algunas ideas para construir institucionalmente las respuestas a
estos interrogantes, “aprovechando” la oportunidad de contar con la valiosa participación del
bibliotecario y del conocimiento de su rol y funciones en los diferentes niveles de incidencia.
6
Para mayor información consultar en el portal de la DGCyE, http://www.abc.gov.ar, Cendie.
7
Dirección de Educación General Básica. Documento base nº 2/2004 Las prácticas docentes. La Plata, DGCyE,
2004, p. 6.
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Funciones del bibliotecario como integrante de un equipo de trabajo
En el nivel institucional
Las funciones del bibliotecario en el nivel institucional son:
a. organizar técnicamente la biblioteca para asegurar el cumplimiento de los objetivos;
b. participar activamente en los proyectos institucionales y áulicos;
c. asesorar a los docentes.
a. Organizar técnicamente la biblioteca para asegurar el cumplimiento de los objetivos
Algunos de los procesos que caracterizan a una biblioteca organizada técnicamente son:
la realización del inventario, la aplicación de normas bibliotecológicas de clasificación y
catalogación, la confección del/de los catálogos, el registro de préstamos (áulicos, en sala, a
domicilio e interbibliotecarios), la realización de estadísticas.
El procesamiento de los materiales en las bibliotecas escolares es un aspecto que no
debe ser descuidado. No se trata de cerrar la biblioteca hasta tener todo procesado sino de
establecer prioridades y, por ejemplo, generar proyectos con colaboración de alumnos, padres,
“amigos de la biblioteca” (por ejemplo, ex-alumnos) para realizar paulatinamente los
procesamientos necesarios.
b. Participar activamente en los proyectos institucionales y áulicos
“En los comienzos del siglo XXI, alfabetizar a los escolares ha transformado el quehacer
educativo en una tarea compleja y científica, que escapa a los artesanales procedimientos
pedagógicos tradicionales, al control de los docentes como únicos mediadores del aprendizaje y
a la escuela como único escenario instructivo”.8
Por lo tanto, resulta necesario que las escuelas
sean espacios flexibles, abiertos a nuevas fuentes de información y a la participación de otros
mediadores (el maestro bibliotecario, el maestro recuperador, familiares de los alumnos, otros
profesionales convocados para dar charlas o responder a entrevistas, etc). Estos espacios
favorecerán el desarrollo de situaciones en las que los alumnos puedan hacer diferentes lecturas
del mundo. Un docente que forma equipos de trabajo interdisciplinario y es capaz de abrir su
salón de clases puede generar propuestas más enriquecedoras para sus alumnos. En este
contexto, el bibliotecario puede aportar sus conocimientos y habilidades como colaborador en
los procesos de enseñanza y de aprendizaje, participando activamente en el desarrollo e
implementación de proyectos áulicos e institucionales.
8
Benito Morales, F, “Nuevas necesidades, nuevas habilidades, fundamentos de la alfabetización en información”,
en Gómez Hernández, José A. (coord.), Estrategias y modelos para enseñar a usar la información. Murcia, KR,
2000, p. 19.
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El bibliotecario, entonces, “opera como un factor integrador ya que desde su perspectiva
de trabajo puede elaborar una visión global de toda la institución [...]. Desde la biblioteca se
pueden elaborar proyectos que atraviesen toda la realidad escolar, en los que queden
incorporados y coordinados los proyectos particulares de cada docente y los de la institución.
La apertura de los docentes será un factor indispensable para que esto sea posible”.9
c. Asesorar a los docentes en relación con:
los materiales con que cuenta la biblioteca escolar para aportar a los proyectos áulicos;
los documentos curriculares existentes (de la Dirección de EPB y de otras direcciones del
sistema educativo);
los recursos de información para su capacitación permanente;
los novedades editoriales y la evaluación de textos;
los recursos de la comunidad y las actividades propuestas por las diversas organizaciones de
la comunidad;
el uso de la tecnología;
las novedades en lectura que respondan a los intereses de los integrantes de la comunidad
educativa.
En el nivel áulico
La función del bibliotecario con respecto a los alumnos es contribuir en:
a. la formación del hábito lector;
b. el acceso a diversas fuentes de información;
c. la formación como usuarios de cualquier tipo de biblioteca.
a. Formación del hábito lector
El bibliotecario no es el único responsable de la formación del hábito lector en nuestros
alumnos (este comienza mucho antes de la etapa de escolarización, a partir de la estimulación
que realizan los padres o familiares más cercanos mediante canciones de cuna, narraciones
orales, lectura de cuentos, etc.) pero, dentro del sistema educativo, es el profesional formado
específicamente para desarrollar ese rol.
El bibliotecario es un agente fundamental de la institución para:
formular, articular y realizar el seguimiento de proyectos de promoción de la lectura;
9
Álvarez, Marcela y otros, La biblioteca escolar: nuevas demandas... nuevos desafíos. Buenos Aires, CICCUS,
2001, p. 40.
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generar diversos espacios de “encuentro” entre libros y lectores (espacios de lectura
sistemáticos y ocasionales, encuentros con autores, ferias del libro, visitas a librerías y
bibliotecas, etc.);
conocer a los lectores: sus etapas de desarrollo madurativo, teniendo en cuenta que este
tiene más relación con la historia lectora, los gustos y los intereses que con la edad;10
brindar oportunidades para disfrutar de la literatura sin tener que dar cuenta de lo leído:
ni responder cuestionarios, ni buscar un tipo de palabra, ni ilustrar lo que se leyó;
garantizar el acceso a bienes culturales, brindarles a todos los niños la oportunidad de
tener contacto con material bibliográfico diverso, en especial a aquellos niños de sectores
económicamente desfavorecidos y con escaso acceso a las diversas ofertas culturales;
contribuir a que los alumnos conozcan, valoren y registren la historia de su comunidad.
b. Acceso a diversas fuentes de información
Uno de los objetivos fundamentales de la biblioteca escolar es formar usuarios hábiles y
críticos en el uso de la información, capaces de serlo en las diversas etapas de su vida. Esto
implica, entre otras cosas, enseñar a nuestros alumnos a identificar y utilizar diversas fuentes de
información. Como todo conocimiento escolar a ser enseñado, debe ser planificado desde
propuestas enmarcadas en prácticas sociales que le den sentido.
“Una sociedad basada en el uso intensivo de conocimientos produce simultáneamente
fenómenos de mayor igualdad y desigualdad, de mayor homogeneidad y diferenciación [...], la
formación básica y universal deberá ser capaz de dotar al conjunto de los ciudadanos de los
instrumentos y de las competencias cognitivas necesarias para un desempeño ciudadano
activo”.11
El carácter provisorio de los conocimientos y la consecuente necesidad del ser humano
de educarse a lo largo de toda la vida han modificado la representación social de la educación.
La escuela, para dar respuestas a las nuevas demandas, deberá redefinir su rol, sumando a sus
prácticas: la selección de fuentes adecuadas, la aplicación de la información a problemas reales
dando cuenta de procesos y resultados, y la utilización de tecnología para el acceso a la
información.
10 Una interesante caracterización del comportamiento lector, superadora de la clasificación por edades
cronológicas de los niños, puede consultarse en Bialet, Graciela, “Hacia una didáctica de la lectura”, en El rol del
mediador entre el estudiante y la lectura: los docentes y sus bibliotecas. 4ª publicación del Programa de promoción
de la lectura, Córdoba, Ministerio de Educación y Cultura, Dirección de Desarrollo de Políticas Educativas, 1999,
en www.cba.gov.ar/educacion Programa Volver a Leer. 11 Benito Morales, F., ob. cit. pp. 15-17.
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Hay varios modelos pedagógicos, especialmente de países anglosajones, que señalan los
pasos que debería recorrer un individuo para construir una estrategia de información.
Básicamente se plantea:
1. Reconocer la necesidad de información
2. Definir el problema
3. Identificar y seleccionar posibles fuentes de información
4. Seleccionar la información relevante de los diferentes recursos
5. Registrar la información apropiadamente
6. Presentar la información
7. Evaluar la información obtenida para la resolución del problema.
“Las habilidades de información tienen un carácter metodológico y transversal, en tanto
podemos considerarlas necesarias para el dominio de cualquier materia. Por ello, de modo ideal,
la alfabetización informacional debería ser el resultado del empleo de métodos didácticos que
implicaran su conocimiento y uso en el seno de todas las asignaturas”.12
Al utilizar las habilidades de búsqueda y uso de la información en cada una de las áreas
como parte de la resolución de los problemas planteados, se incentivará el aprendizaje y se
facilitará el conocimiento de las características propias de la documentación específica de cada
disciplina.
c. Formación como usuarios de cualquier tipo de biblioteca
Nuestros alumnos deben afrontar una sociedad cada vez más exigente y competitiva. La
biblioteca de la escuela es el lugar para enseñarles a desempeñarse como usuarios competentes
de todas las bibliotecas. Si ella cumple su rol, los niños sabrán cómo manejarse en otras,
comprenderán su ordenamiento, el compromiso en los sistemas de préstamo, las búsquedas en
diversos tipos de catálogos.
12 Gómez Hernández, José A., “La alfabetización informacional y la biblioteca universitaria: organización de
programas para enseñar el uso de la información”, en Gómez Hernández, José A. (coord.), Estrategias y modelos
para enseñar a usar la información. Murcia, KR, 2000, p. 198.
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En el nivel comunitario
El rol del bibliotecario frente a la comunidad es, fundamentalmente, constituirse en
agente cultural, a cargo de desarrollar actividades de extensión bibliotecaria. Por ejemplo,
presentaciones y ferias del libro; charlas y conferencias sobre temáticas emergentes;
invitaciones a especialistas en tareas de interés para la comunidad; exposiciones y muestras;
cine debate, etcétera.
“Estas actividades son aquellas que, organizadas o no desde la biblioteca, reciben el
aporte de esta para su planificación, ejecución, impulso, difusión, etc., y se vinculan con temas
de interés para la comunidad educativa”.13
En muchas localidades de nuestra provincia, la escuela pública es el único espacio al
que la comunidad puede recurrir para satisfacer sus necesidades informativas, recreativas o
culturales. La biblioteca es un lugar propicio para el conocimiento, la difusión y la memoria de
la propia identidad cultural.
A modo de cierre
El bibliotecario aportará al enriquecimiento del trabajo institucional y áulico al conocer
y participar en la planificación del PEI y en la elaboración de proyectos de aula, actividades
permanentes, secuencias didácticas, unidades didácticas que se llevan adelante en cada uno de
los años, ya que de esta forma estará en condiciones de buscar y seleccionar los diversos
materiales con que cuenta la biblioteca para aportar a cada grupo. Para que esto sea posible, es
esencial la presencia de personal directivo que conforme un equipo institucional capaz de
promover y orientar propuestas didácticas en beneficio de los niños.
“Instalar la necesidad de recurrir a la biblioteca y a los libros es el desafío. Leer en la
escuela es importante, porque es imprescindible leer fuera de la escuela. Como dicen
Chartier y Hébrard, el libro es un instrumento de democracia cultural, su trabajo es el
de relevar a la escuela después de la escuela”.14
viernes, 31 de marzo de 2017
Biblioteca escolar y biblioteca del aula. Rafael Rueda
¿Biblioteca de aula o biblioteca escolar? (Primera parte)
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Introducción
Uno de los defectos que tiene la escuela es embarcarse en infructuosos
e inútiles debates que no sólo no la ayudan a avanzar sino que suponen un
insalvable lastre porque reabren heridas que paralizan cualquier dinámica
renovadora. Una de esas ficticias controversias consiste en contraponer
biblioteca escolar y biblioteca de aula como si de dos entes irreconciliables
e incompatibles se tratara. Como trataremos de demostrar, ambas tipologías
bibliotecarias no sólo son perfectamente compatibles sino imprescindibles la
una para la otra porque complementan sus funciones y subsanan sus carencias.
¿Incompatibilidad,
complementariedad…?
A estas alturas del debate parece incuestionable que todo centro educativo no universitario debe contar con
una biblioteca entendida como centro de recursos multimedia al servicio
de la comunidad escolar, plenamente integrado en los proyectos educativo y
curricular del centro y que fomente métodos activos de enseñanza y
aprendizaje.
Lamentablemente la realidad viene una vez más a desmentir a la teoría
y por eso podemos afirmar, compungidos, que en la inmensa mayoría de nuestras
escuelas e institutos el tipo de biblioteca existente dista mucho
de dicho modelo. Esta es una de las aparentes causas de que en muchos
centros la creación y mantenimiento de la biblioteca de aula sean un
medio de esconder la carencia institucional de la biblioteca escolar porque
permite un importante ahorro de recursos económicos, didácticos y humanos. Lo
cual anega las posibilidades de solución, porque las administraciones se
escudan en la existencia de estas bibliotecas de aula para eludir su
obligación de dotar a los centros de bibliotecas centrales.
Desde un punto de vista
pedagógico podemos argumentar que la biblioteca
de aulapermite una mayor proximidad de los materiales de lectura y una
respuesta más inmediata a las posibles consultas o dudas de los estudiantes.
Los materiales son más
adecuados a su edad, nivel de lectura e intereses. Pero en realidad
los alumnos sólo acceden a este rincón de lectura cuando terminan sus
otras tareas y no leen para sí mismos sino para el maestro.
En la biblioteca escolar el niño adquiere
mayor autonomía en su aprendizaje, redobla su responsabilidad, optimiza los
recursos y descubre que no sólo puede aprender de su maestro y sus iguales
sino también del contacto con los otros miembros de la comunidad escolar con
los que entra en contacto en la biblioteca escolar. Pero el principal y
milagroso descubrimiento que el niño hace allí es que ante él se abre un
universo infinito de posibles fuentes de aprendizaje y disfrute. El libro de
texto se convierte en un minúsculo escaparate para el conocimiento y queda
sepultado por los otros soportes en los que se transmite el saber: libros
documentales, obras de referencia y consulta, revistas, anuarios,
enciclopedias en cederrón…
La biblioteca de aula puede ser una
magnífica sucursal de la biblioteca escolar y su funcionamiento puede ser
autónomo, en absoluto subordinado. Lejos de someterse al dominio de la
biblioteca del centro, la biblioteca de aula «se aprovecha» de ella, la
«utiliza» exprimiéndola en su propio interés. Los recursos generales
circularán de un modo óptimo adecuándose a las necesidades reales de los
usuarios.
Pero el aprovechamiento didáctico de los recursos materiales que se
realiza dentro de cada aula es incompleto y si nos quedáramos en él
estaríamos cercando la formación integral de nuestros alumnos porque sólo
desde una biblioteca escolar dinámica, viva y bien dotada el niño podrá
realizar tareas de investigación, manejo de la información y elaboración de
nuevos conocimientos y, por extensión, nuevos contenidos culturales. En el
aula el niño aprende lo que el profesor y el libro de texto le enseñan. En la
biblioteca escolar el estudiante construye su saber y su itinerario de
lecturas.
Si realizamos el análisis desde la
perspectiva de la formación de lectores y escritores,volvemos a
concluir que la labor de las bibliotecas de aula y la biblioteca escolar es
complementaria (como lo ha de ser también con la biblioteca pública) y ha de
ser coordinada porque de ese modo estaremos ampliando la utilidad que el
propio niño asignará a la lectura: no sólo la vinculará con el disfrute personal
y el aprendizaje sino también con la resolución de todo tipo de problemas
prácticos: manejo de aparatos, localización de información laboral,
enriquecimiento de su ocio, etc.
Si la única experiencia bibliotecaria que tiene el niño dentro de la escuela
es la de su biblioteca de aula es lógico que asocie lectura con trabajo
escolar, porque dentro de la didáctica que se desarrolla dentro del aula la
mayoría de los contactos que tiene el niño con los libros tiene carácter
curricular; se deja poco espacio para la lectura libre, espontánea y sin
pedir nada a cambio. El niño lee cuando el maestro quiere o/y lo que el
maestro tiene a bien ofrecerle. El adulto es el poseedor del conocimiento e
incluso de la literatura.
Cuando el estudiante da el salto hacia la biblioteca escolar se abre
ante él un inabarcable mundo de nuevas fuentes de información, conocimiento y
libertad, sencillamente porque se le da la posibilidad de elegir. Esta
inmersión debe ser progresiva y cuidadosamente mediada para que el niño no se
sienta abrumado y caiga en el desánimo que produce una oferta insuperable.
Por eso es tan importante diseñar un plan riguroso y progresivo de formación
de usuarios desde el que poder orientar al niño e irle dotando de las
estrategias intelectuales, prácticas y didácticas necesarias para ser poco a
poco el director de su aprendizaje y su experiencia lectora y cultural.
Desde la biblioteca escolar el estudiante pierde la sensación de que
está obligado a leer, aunque en algunas ocasiones lo estará. Si a todas las
experiencias de lectura que tenga el niño desde ese momento –no sólo a las
llamadas «de animación a la lectura»– se las barniza con un aroma creativo y
lúdico –lo cual no quiere decir ni cómodo ni sencillo–, su formación lectora
será más sólida y a la larga más útil para su propio desarrollo.
El maestro y el bibliotecario tendrán que orientar y mediar, sí, pero también habrán de estar
dispuestos a hacer mutis por el foro, a perder protagonismo y a favorecer el
«bis a bis» íntimo entre el niño y el libro.
No podemos olvidar una magnífica virtud que puede tener la biblioteca
del aula si está encabezada por un maestro comprometido y amante de sus
alumnos: desde ella, apoyándose en la cercanía y en el clima afectuoso y
confiado que crece más fácil y firmemente en un grupo humano que convive
diariamente, el maestro podrá compartir su propia pasión por la lectura y dar
de leer y dejarse empapar con las lecturas de los estudiantes. Se hará
presente la dicha de la lectura de cercanía, esa «lectura de regazo en la que
juegan un papel imprescindible los sentimientos.
Rafael Rueda (1) resume las
diferencias y semejanzas entre la biblioteca de aula y la biblioteca escolar
con este cuadro:
José Quintanal (2) lo ve de esta otra manera:
Este texto es una colaboración de Kepa Osoro
(1) RUEDA, R. (1998): Bibliotecas escolares. Guía para el profesorado
de Educación Primaria. Madrid, Narcea.
(2) QUINTANAL, J. (2005): La animación lectora en el aula. Madrid, CCS. |
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Stella Maris Fernández: La Misión de la biblioteca escolar. 1980
MISION DE LA BIBLIOTECA ESCOLAR
No es posible referirse a la biblioteca escolar y su papel actual sin esbozar en breves palabras los fenómenos que afronta este dinámico siglo XX que, al proyectarse e incidir sobre el mundo educativo, configuran una de sus graves problemáticas. El joven de hoy enfrenta una realidad muy distinta de la de las generaciones pasadas, una realidad signada por fenómenos tales con~i>:
La explosión del saber, es decir, el incremento de conocimientos que genera la necesidad de absorberlos. Una especialización creciente como consecuencia de la imposibilidad de absorber todo el saber generado. Cambios continuos en el mundo profesional caracterizado por la desaparición de viejas profesiones, aparición de otras nuevas v como resultado un continuo comenzar de nuevo a estudiar. Una industrialización que avanza cada vez más aceleradamente confiando a la máquina las tareas más simples y obligando al hombre a especializarse, es decir, a estar dispuesto a volver a aprender, a continuar perfeccionándose toda su vida para lo cual, previamente, debe haberlo capacita& la escuela. Esa misma industrialización genera, a su vez, mayores posibilidades de ocio para el ser humano que deberá aprender a aprovecharlo racionalmente para su recreación. .: I
La producción masiva ,v cada vez mayor de material impreso que plantea a las bibliotecas la necesidad de organizar sus materiales. El aumento de la población que trae aparejado en $1 campo del trabajo y de la profesión el problema de la competencia y de la necesidad de seguir estudiando y alimentando la inteligencia para evitar ser reemplazado por alguien más capaz. La escuela recibe, pues, el impacto provocado por estos fenómenos que le obligan a rever su función y la de quienes están a cargo de la enseñanza. Ya no se trata sólo de transmitir conocimientos sino de preparar para un estudio fructífero, es decir, enseñar a estudiar lo que implica enseñar a pensar, a aprender selectivamente, a reconocer lo importante y significativo, a adoptar una actitud crítica frente al estudio, y asimilar con rapidez, y a adaptarse continuamente.^(...)
No es posible referirse a la biblioteca escolar y su papel actual sin esbozar en breves palabras los fenómenos que afronta este dinámico siglo XX que, al proyectarse e incidir sobre el mundo educativo, configuran una de sus graves problemáticas. El joven de hoy enfrenta una realidad muy distinta de la de las generaciones pasadas, una realidad signada por fenómenos tales con~i>:
La explosión del saber, es decir, el incremento de conocimientos que genera la necesidad de absorberlos. Una especialización creciente como consecuencia de la imposibilidad de absorber todo el saber generado. Cambios continuos en el mundo profesional caracterizado por la desaparición de viejas profesiones, aparición de otras nuevas v como resultado un continuo comenzar de nuevo a estudiar. Una industrialización que avanza cada vez más aceleradamente confiando a la máquina las tareas más simples y obligando al hombre a especializarse, es decir, a estar dispuesto a volver a aprender, a continuar perfeccionándose toda su vida para lo cual, previamente, debe haberlo capacita& la escuela. Esa misma industrialización genera, a su vez, mayores posibilidades de ocio para el ser humano que deberá aprender a aprovecharlo racionalmente para su recreación. .: I
La producción masiva ,v cada vez mayor de material impreso que plantea a las bibliotecas la necesidad de organizar sus materiales. El aumento de la población que trae aparejado en $1 campo del trabajo y de la profesión el problema de la competencia y de la necesidad de seguir estudiando y alimentando la inteligencia para evitar ser reemplazado por alguien más capaz. La escuela recibe, pues, el impacto provocado por estos fenómenos que le obligan a rever su función y la de quienes están a cargo de la enseñanza. Ya no se trata sólo de transmitir conocimientos sino de preparar para un estudio fructífero, es decir, enseñar a estudiar lo que implica enseñar a pensar, a aprender selectivamente, a reconocer lo importante y significativo, a adoptar una actitud crítica frente al estudio, y asimilar con rapidez, y a adaptarse continuamente.^(...)
manifiesto de la UNESCO sobre bibliotecas escolares
Manifiesto de la UNESCO
sobre la biblioteca pública
1994
Noviembre de 1994
original: Inglés
La libertad, la prosperidad y el desarrollo de la sociedad y de la persona son valores humanos fundamentales que ~610 podrán alcanzarse si ciudadanos bien informados pueden ejercer sus derechos democráticos y desempeñar un papel activo en el seno de la sociedad. La participaci6n constructiva y la consolidación de la democracia dependen de una buena educación y de un acceso libre e ilimitado al conocimiento, el pensamiento, la cultura y la información. La biblioteca pública, paso obligado del conocimiento, constituye un requisito básico de la educacibn permanente, las decisiones autónomas y el progreso cultural de la persona y los grupos sociales. El presente Manifiesto proclama la fe de la UNESCO en la biblioteca pública como fuerza viva de educación, cultura e información y como agente esencial de fomento de la paz y los valores espirituales en la mente del ser humano. Así pues, la UNESCO alienta a las autoridades nacionales y locales a que apoyen las bibliotecas públicas y participen activamente en su desarrollo. La biblioteca pública La biblioteca pública es un centro de información que facilita a los usuarios todo tipo de datos y conocimientos. La biblioteca pública presta sus servicios sobre la base de igualdad de acceso de todas las personas, independientemente de su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social. Ha de contar ademas con servicios específicos para quienes por una u otra razón no puedan valerse de los servicios y materiales ordinarios, por ejemplo, minorías lingüísticas, deficientes físicos y mentales, enfermos 0 reclusos. Es menester que todos los grupos de edad dispongan de materiales que correspondan a sus necesidades. Los fondos y servicios bibliotecológicos han de incluir todos los tipos de medios y tecnologías modernas; así como materiales tradicionales. Son fundamentales su buena calidad y su adecuación a las necesidades y condiciones locales. Los materiales han de reflejar las tendencias actuales y la evoluci6n de la sociedad, así como la memoria del esfuerzo e imaginación del ser humano. -2- Ni los fondos ni los servicios han de estar sujetos a forma alguna de censura ideológica, política 0 religiosa, ni a presiones comerciales. Finalidad de la biblioteca pública Los servicios que presta la biblioteca pública se articulan en tomo a los siguientes objetivos relacionados con la información, la educación y la cultura: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. ll. 12. * * crear y consolidar el hábito de la lectura en los niños desde los primeros años; prestar apoyo a la autoeducación y la educación formal de todos los niveles; brindar posibilidades para un desarrollo personal creativo; estimular la imaginación y creatividad de niños y jóvenes; sensibilizar respecto del patrimonio cultural y el aprecio de las artes y las innovaciones y logros científicos; facilitar el acceso a la expresión cultural de todas las artes del espectáculo; fomentar el dialogo intercultural y favorecer la diversidad cultural; prestar apoyo a la tradición oral; garantizar a todos los ciudadanos el acceso a la información comunitaria; prestar servicios adecuados de información a empresas, asociaciones y agrupaciones; contribuir al mejoramiento de la capacidad de información y de las nociones básicas de informática; prestar apoyo a programas y actividades de alfabetización destinados a todos los grupos de edad, participar en ellos y, de ser necesario, iniciarlos. Financiación, legislacibn y redes La biblioteca pública ha de ser en principio gratuita. La biblioteca pública ha de estar bajo la responsabilidad de las autoridades locales y nacionales, y regirse por una legislación específica y financiada por las autoridades nacionales y locales. Ha de ser un componente esencial de toda estrategia a largo plazo de cultura, información, alfabetización y educación. Para lograr una coordinación y colaboración nacional, la legislación y los planes estratégicos han de definir y promover una red nacional de bibliotecas, basada en normas aceptadas de servicios. -3- La red de bibliotecas públicas ha de ser concebida en relación con las bibliotecas nacionales, regionales, especiales y de investigación, así como con las bibliotecas escolares y universitarias. Funcionamiento y administración Ha de formularse una política clara que defina objetivos, prioridades y servicios en relación con las necesidades de la comunidad local. La biblioteca pública ha de organizarse eficazmente y mantener parámetros profesionales de funcionamiento. Ha de establecerse una cooperación con los interlocutores pertinentes, por ejemplo, grupos de usuarios y demás profesionales a nivel local, regional, nacional e internacional. Los servicios han de ser accesibles a todos los miembros de la comunidad, lo que supone edificios bien situados, buenas salas de lectura y estudio, tecnologías adecuadas y un horario suficiente y apropiado. Supone asimismo servicios de extensión para quienes no pueden acudir a la biblioteca. Los servicios bibliotecológicos han de estar adaptados a las necesidades de las distintas comunidades rurales y urbanas. El bibliotecario es un intermediario activo entre los usuarios y los recursos. Es indispensable su formación permanente para que pueda ofrecer servicios adecuados. Habrãn de establecerse programas de extensión y de formación del usuario con objeto de ayudarles a sacar provecho de todos los recursos. Aplicación del Manifiesto Se insta a las autoridades nacionales y locales y a la comunidad bibliotecológica de todo el mundo a que aplique los principios expuestos en el presente Manifiesto.
La libertad, la prosperidad y el desarrollo de la sociedad y de la persona son valores humanos fundamentales que ~610 podrán alcanzarse si ciudadanos bien informados pueden ejercer sus derechos democráticos y desempeñar un papel activo en el seno de la sociedad. La participaci6n constructiva y la consolidación de la democracia dependen de una buena educación y de un acceso libre e ilimitado al conocimiento, el pensamiento, la cultura y la información. La biblioteca pública, paso obligado del conocimiento, constituye un requisito básico de la educacibn permanente, las decisiones autónomas y el progreso cultural de la persona y los grupos sociales. El presente Manifiesto proclama la fe de la UNESCO en la biblioteca pública como fuerza viva de educación, cultura e información y como agente esencial de fomento de la paz y los valores espirituales en la mente del ser humano. Así pues, la UNESCO alienta a las autoridades nacionales y locales a que apoyen las bibliotecas públicas y participen activamente en su desarrollo. La biblioteca pública La biblioteca pública es un centro de información que facilita a los usuarios todo tipo de datos y conocimientos. La biblioteca pública presta sus servicios sobre la base de igualdad de acceso de todas las personas, independientemente de su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social. Ha de contar ademas con servicios específicos para quienes por una u otra razón no puedan valerse de los servicios y materiales ordinarios, por ejemplo, minorías lingüísticas, deficientes físicos y mentales, enfermos 0 reclusos. Es menester que todos los grupos de edad dispongan de materiales que correspondan a sus necesidades. Los fondos y servicios bibliotecológicos han de incluir todos los tipos de medios y tecnologías modernas; así como materiales tradicionales. Son fundamentales su buena calidad y su adecuación a las necesidades y condiciones locales. Los materiales han de reflejar las tendencias actuales y la evoluci6n de la sociedad, así como la memoria del esfuerzo e imaginación del ser humano. -2- Ni los fondos ni los servicios han de estar sujetos a forma alguna de censura ideológica, política 0 religiosa, ni a presiones comerciales. Finalidad de la biblioteca pública Los servicios que presta la biblioteca pública se articulan en tomo a los siguientes objetivos relacionados con la información, la educación y la cultura: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. ll. 12. * * crear y consolidar el hábito de la lectura en los niños desde los primeros años; prestar apoyo a la autoeducación y la educación formal de todos los niveles; brindar posibilidades para un desarrollo personal creativo; estimular la imaginación y creatividad de niños y jóvenes; sensibilizar respecto del patrimonio cultural y el aprecio de las artes y las innovaciones y logros científicos; facilitar el acceso a la expresión cultural de todas las artes del espectáculo; fomentar el dialogo intercultural y favorecer la diversidad cultural; prestar apoyo a la tradición oral; garantizar a todos los ciudadanos el acceso a la información comunitaria; prestar servicios adecuados de información a empresas, asociaciones y agrupaciones; contribuir al mejoramiento de la capacidad de información y de las nociones básicas de informática; prestar apoyo a programas y actividades de alfabetización destinados a todos los grupos de edad, participar en ellos y, de ser necesario, iniciarlos. Financiación, legislacibn y redes La biblioteca pública ha de ser en principio gratuita. La biblioteca pública ha de estar bajo la responsabilidad de las autoridades locales y nacionales, y regirse por una legislación específica y financiada por las autoridades nacionales y locales. Ha de ser un componente esencial de toda estrategia a largo plazo de cultura, información, alfabetización y educación. Para lograr una coordinación y colaboración nacional, la legislación y los planes estratégicos han de definir y promover una red nacional de bibliotecas, basada en normas aceptadas de servicios. -3- La red de bibliotecas públicas ha de ser concebida en relación con las bibliotecas nacionales, regionales, especiales y de investigación, así como con las bibliotecas escolares y universitarias. Funcionamiento y administración Ha de formularse una política clara que defina objetivos, prioridades y servicios en relación con las necesidades de la comunidad local. La biblioteca pública ha de organizarse eficazmente y mantener parámetros profesionales de funcionamiento. Ha de establecerse una cooperación con los interlocutores pertinentes, por ejemplo, grupos de usuarios y demás profesionales a nivel local, regional, nacional e internacional. Los servicios han de ser accesibles a todos los miembros de la comunidad, lo que supone edificios bien situados, buenas salas de lectura y estudio, tecnologías adecuadas y un horario suficiente y apropiado. Supone asimismo servicios de extensión para quienes no pueden acudir a la biblioteca. Los servicios bibliotecológicos han de estar adaptados a las necesidades de las distintas comunidades rurales y urbanas. El bibliotecario es un intermediario activo entre los usuarios y los recursos. Es indispensable su formación permanente para que pueda ofrecer servicios adecuados. Habrãn de establecerse programas de extensión y de formación del usuario con objeto de ayudarles a sacar provecho de todos los recursos. Aplicación del Manifiesto Se insta a las autoridades nacionales y locales y a la comunidad bibliotecológica de todo el mundo a que aplique los principios expuestos en el presente Manifiesto.
Guía para la formulación y presentación de proyectos
Un proyecto es un plan de trabajo; un conjunto ordenado de actividades con el fin de satisfacer necesidades o resolver problemas. Por lo general, cualquier tipo de proyecto responde a las siguientes preguntas:
¿Qué vamos a hacer? Nombre del proyecto: lo que se quiere hacer.
¿Por qué lo vamos a hacer? Fundamentación del proyecto: es el diagnóstico y por qué elegimos ese problema para solucionar.
¿Para qué lo vamos a hacer? Objetivos del proyecto: qué lograría ese proyecto
¿Dónde lo vamos a hacer? Espacio físico
¿Cómo lo vamos a hacer? Listado de actividades para concretar el proyecto
¿Quiénes lo vamos a hacer? Los responsables de las distintas actividades
¿Cuánto lo vamos a hacer? El tiempo que se tardará en hacer el proyecto
¿Qué necesitamos para hacer el proyecto? Listado de recursos y cantidad necesaria (materiales, humanos, financieros)
¿Cuánto va a costar el proyecto? Presupuesto: precios de los recursos, según cantidad y tiempo de utilización.
No siempre los proyectos tienen este orden, pero no hay que olvidar ninguno de estos datos, son todos importantes; y también es importante diferenciar las etapas o ciclos del proyecto y los pasos que hay que seguir para su formulación.
Las etapas de un proyecto son:
Para elegir un proyecto conveniente hay que tener en cuenta:
2° paso: PROGAMACIÓN Y EJECUCIÓN: La programación es el conjunto de procedimientos y técnicas que se usan para idear y ordenar las acciones necesarias para realizar un proyecto.
Implica 5 pasos:
Específicos: Son los que se irán concretando para llegar al general; son más concretos y se realizan a corto plazo.
3° paso: EVALUACIÓN: La evaluación de todo proyecto debe ser definida en la fase de planificación, precisando la metodología y las herramientas (encuesta, entrevistas, observaciones, registros, etc) que van a ser utilizadas para recabar la información adecuada.
Un proyecto debe ser evaluado antes, durante y con posterioridad a su ejecución
¿Qué vamos a hacer? Nombre del proyecto: lo que se quiere hacer.
¿Por qué lo vamos a hacer? Fundamentación del proyecto: es el diagnóstico y por qué elegimos ese problema para solucionar.
¿Para qué lo vamos a hacer? Objetivos del proyecto: qué lograría ese proyecto
¿Dónde lo vamos a hacer? Espacio físico
¿Cómo lo vamos a hacer? Listado de actividades para concretar el proyecto
¿Quiénes lo vamos a hacer? Los responsables de las distintas actividades
¿Cuánto lo vamos a hacer? El tiempo que se tardará en hacer el proyecto
¿Qué necesitamos para hacer el proyecto? Listado de recursos y cantidad necesaria (materiales, humanos, financieros)
¿Cuánto va a costar el proyecto? Presupuesto: precios de los recursos, según cantidad y tiempo de utilización.
No siempre los proyectos tienen este orden, pero no hay que olvidar ninguno de estos datos, son todos importantes; y también es importante diferenciar las etapas o ciclos del proyecto y los pasos que hay que seguir para su formulación.
Las etapas de un proyecto son:
- DIAGNÓSTICO
- PROGRAMACIÓN
- EJECUCIÓN
- EVALUACIÓN
Para elegir un proyecto conveniente hay que tener en cuenta:
- ventajas y desventajas de cada alternativa
- lo que está más a nuestro alcance para resolver, en forma adecuada. La solución más viable
- Los recursos disponibles.
- ¿qué recursos tenemos en la comunidad para llevar adelante este proyecto?
- ¿Qué recursos nos están faltando?
- ¿quiénes nos pueden ayudar? ¿los vecinos, otras instituciones, el Estado?
- ¿cómo nos pueden ayudar? ¿qué aportes pueden hacer?
- ¿cómo es nuestra relación con ellos?
- ¿de qué manera conseguiremos los recursos que nos faltan?¿Cuánto tiempo disponemos para armar el proyecto?
Una herramienta utilizada con frecuencia para realizar un diagnóstico es la Matriz FODA.
Esta sigla significa FORTALEZAS-OPORTUNIDADES-DEBILIDADES- AMENAZAS *
2° paso: PROGAMACIÓN Y EJECUCIÓN: La programación es el conjunto de procedimientos y técnicas que se usan para idear y ordenar las acciones necesarias para realizar un proyecto.
Implica 5 pasos:
- Identificar objetivos que son de dos tipos:
Específicos: Son los que se irán concretando para llegar al general; son más concretos y se realizan a corto plazo.
- Determinar la población destinataria: Además de decir qué se quiere lograr, hay que especificar el para quién va dirigido; para cuánta gente
- El tiempo disponible.
- Los recursos utilizados ( materiales, humanos, presupuestarios)
- Realizar el cronograma de actividades
3° paso: EVALUACIÓN: La evaluación de todo proyecto debe ser definida en la fase de planificación, precisando la metodología y las herramientas (encuesta, entrevistas, observaciones, registros, etc) que van a ser utilizadas para recabar la información adecuada.
Un proyecto debe ser evaluado antes, durante y con posterioridad a su ejecución
Sabor, Josefa: principios de la administracion
Administrar consiste en prever, organizar, dirigir, coordinar, y controlar. En bibliotecología, ello significa poner y mantener en marcha la biblioteca.
Prever o planificar: es precisar el objetivo, establecer un programa de acción, ponderar sus alcances, determinar los medios.
Organizar: Es instituir y distribuir las partes(= personas) para que actúen, una vez determinados los medios.
Dirigir: Se trata del personal. Ello significa dar orientaciones y distribuir el trabajo, adjudicando a cada uno el que le corresponde. Para ello es necesario saber qué es lo que se quiere y saberlo explicar con lenguaje claro.
Coordinar: Es vincular armónicamente los actos, sin distraer esfuerzos, orientarlos hacia un mismo fin, como elementos confluentes. Los esfuerzos contrarios se anulan.
Controlar: Es supervisar, inspeccionar, y verificar para que cada cual cumpla con su deber; prevenir errores, rectificar los cometidos y explicar sus causas, para que no se repitan. El control eficaz debe ser oportuno y hacerse, en lo posible, en el curso mismo de las operaciones; debe estimular la dedicación y la atención, y, si fuera necesario, implicar sanciones.
Las empresas ( es decir, todo grupo humano esforzado por lograr un fin común) se clasifican en dos grandes grupos:
Simples: que no transforman materias, sino que realizan operaciones de canje, comercio puro; como por ejemplo, una librería.
Complejas: cuya actividad implica la transformación de materia; por ejemplo, una casa editora.
Una biblioteca es una empresa compleja, porque elabora una información orgánica determinada, partiendo de documentos de diferente índole que existen en forma dispersa.
Funciones en una biblioteca. Como empresa compleja, la biblioteca cumple todas las funciones administrativas
Prever o planificar: es precisar el objetivo, establecer un programa de acción, ponderar sus alcances, determinar los medios.
Organizar: Es instituir y distribuir las partes(= personas) para que actúen, una vez determinados los medios.
Dirigir: Se trata del personal. Ello significa dar orientaciones y distribuir el trabajo, adjudicando a cada uno el que le corresponde. Para ello es necesario saber qué es lo que se quiere y saberlo explicar con lenguaje claro.
Coordinar: Es vincular armónicamente los actos, sin distraer esfuerzos, orientarlos hacia un mismo fin, como elementos confluentes. Los esfuerzos contrarios se anulan.
Controlar: Es supervisar, inspeccionar, y verificar para que cada cual cumpla con su deber; prevenir errores, rectificar los cometidos y explicar sus causas, para que no se repitan. El control eficaz debe ser oportuno y hacerse, en lo posible, en el curso mismo de las operaciones; debe estimular la dedicación y la atención, y, si fuera necesario, implicar sanciones.
Las empresas ( es decir, todo grupo humano esforzado por lograr un fin común) se clasifican en dos grandes grupos:
Simples: que no transforman materias, sino que realizan operaciones de canje, comercio puro; como por ejemplo, una librería.
Complejas: cuya actividad implica la transformación de materia; por ejemplo, una casa editora.
Una biblioteca es una empresa compleja, porque elabora una información orgánica determinada, partiendo de documentos de diferente índole que existen en forma dispersa.
Funciones en una biblioteca. Como empresa compleja, la biblioteca cumple todas las funciones administrativas
- Función técnica: Es la ordenación y la elaboración de la información: selección, catalogación, clasificación, preparación de listas bibliográficas, informes, etc. es procesar la información hasta convertirla en conocimiento al servicio del usuario. Esto permite una fácil recuperación y ubicación de esta información. Es un proceso continuo de "agregación de valor".
- Función social: Es la acción de la biblioteca en su esfera social: circulación, préstamo, referencias, datos, extensión cultural. Es poner la información al servicio del usuario
- Función financiera: comprende la obtención y manejo de los fondos necesarios para hacer posible la labor de la biblioteca.
- Función de seguridad: Es garantizar la conservación de los bienes: recuento de las colecciones, limpieza, desinfección, control de préstamos, restauración de piezas deterioradas, seguro de las colecciones, del edificio, etc.
- Función de contabilidad: Comprende el registro de las existencias: planificaciones, proyecto, historia de la biblioteca, estadística, etc.
- Función administrativa: Gobierna la actividad total de la biblioteca, a modo de sistema nervioso de conjunto
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